Soledad y espera
Sisea el viento al mecerse
entre flecos de palmeras
baile de palmas y ramas
sonidos que embelesan.
Cantos de gorriones, mirlos
tórtolas, urracas, garzas
y un gallo en la lejanía
con su canto nos dan
indicios de que hay vida.
La existencia continúa
ahí, fuera de nuestro hogar
superando la desolación
que produce el gran silencio.
Esa magna soledad del abismo
que se abre, tras el dolor
de pérdidas, vidas truncadas
atacadas con vileza, sin piedad.
La desolación producida por
un no ser, al que cuesta atacar
y hacerle frente sin más,
actuando. No nos quedemos
contemplando, sin actuar.
Aún, muestro dentro de mí
esa rabia contenida por no
haber podido llegar a tiempo
en el debido momento.
Ahora, es tarde y solo queda
dejarse guiar por los que
contra reloj, buscan una solución
de una posible contención.
La naturaleza enseña
que no estamos por encima
de ella. Somos pequeños
más de lo que imaginamos.
La soledad se impone, ahí fuera
todo enmudece, el silencio
causa espanto, solo el viento
las ramas hace estremecer.