De cartero, todos los
veranos cambio.
No llama al timbre,
ni anuncia con su
llegada, novedades.
Sus llamadas esperadas
las echo en falta.
En lo alto del ciprés
sólo un mirlo osado
canta, una balada
a su manera, trinada.
Su canto alegre
se propaga, por doquier.
Canta, canta mirlo
negro, en lo más alto
del ciprés y alégrame
con tu canto.
Sé, ahora tú mi cartero
en este cálido estío
y de rama en rama, ve
siendo nuevo mensajero.
Sustituye con tu trino
el canto de mi cartero.
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